Ingredientes:
Para la marinada:
2 cucharadas de ajo
en polvo
2 cucharadas de
cebolla en polvo
2 cucharadas de
orégano
2 cucharadas de
mostaza en polvo
1 cucharada de pimienta
en polvo recién molida
½ limón
Aceite de oliva
virgen extra
Costillar de cerdo
Para la salsa barbacoa:
3 cebolletas o 1
cebolla tierna
1 diente de ajo
1 cucharada de
azúcar moreno
3 cucharadas de ketchup
1 cucharada de
tomate frito concentrado
2 cucharadas de
miel
1 cucharada de
salsa Worcestershire
1 cucharada de
pimentón de la Vera
1 cucharada de soja
1 cucharada de
tabasco
1 cucharadita de
vinagre
Sal
Pimienta
Aceite
Elaboración:
Cortamos el
costillar en porciones y las untamos con aceite de oliva. Ahora ya podemos ir
añadiendo todas las especies en polvo de nuestra marinada junto con el zumo de ½
limón hasta que cubran y formen una capa por toda la superficie de la carne.
Debemos frotar y presionar bien para que queden bien adheridas a la carne. La
ponemos dentro de un recipiente y tapamos con film a marinar durante unas 12
horas.
Precalentamos el
horno a 160 º C. Sacamos la carne de la maceración y ponemos cada una de las
porciones sobre papel de aluminio y cerramos a modo de papillote. Las ponemos
sobre la bandeja de horno y dejamos que se cuezan durante 1
hora aproximadamente
Mientras
aprovechamos para hacer la salsa. Para ello pochamos la cebolla y el ajo.
Cuando empiecen a transparentar le añadimos el azúcar y removemos unos minutos
para que nos caramelice un poco. Después echamos el resto de ingredientes: el
ketchup, el tomate frito, la miel, el
pimentón, la salsa Worcestershire, la soja y el vinagre. Damos unas vuelta
hasta que se mezclen los ingredientes. Retiramos del fuego y pasamos la mezcla
a un vaso batidor o al robot de cocina. Trituramos hasta conseguir una salsa
bien homogénea.
Sacamos las
costillas del horno. Abrimos los paquetes que habíamos hecho con el papel de
aluminio y comprobamos que la carne esté
bien tierna. Pincelamos bien con la
salsa barbacoa y ahora la llevamos de nuevo al horno a 180 º C pero ya
destapada. Dejaremos dorar por espacio de una ½ hora o hasta conseguir que las costillas nos
caramelicen.
El resultado es una
carne muy sabrosa que estará tierna por dentro pero a la vez muy crujiente por
fuera. Así que ya solo nos queda elegir un buen vino tinto para acompañar a
estas riquísimas costillas.
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